Embotellando un paisaje

By 5 septiembre, 2013Desván, Enoturismo
Imagen del río Sil y sus dos orillas. Ribeira Sacra

No nos suelen entusiasmar las visitas guiadas a bodegas, para qué negarlo. La mayor de las veces son grupos que bien podrían visitar una quesería, o cualquier otro negocio donde adquirir algún producto que llevarse de recuerdo a su ciudad de origen. Menos aún nos gustan aquellas que se empeñan en mostrar edificios, grandes depósitos impolutos y salas de barricas perfectamente alineadas.

La uva se forma en el viñedo y sin uva no hay vino. Así que, decididamente, somos más de sentir los rayos del sol, la humedad, los vientos… todo aquello que irá moldeando, cada año, el carácter del vino resultante. Por eso, cuando elegimos un pack promocional para ver una bodega, sabemos y nos tememos lo que nos espera.

Fotografía realizada por Lorenzo Alconero

Fotografía realizada por Lorenzo Alconero

Aún es peor cuando se trata de una bodega que cuenta con nuestra admiración y respeto, y la sensación no mejora cuando te anuncian que la visita no incluye ver la bodega, ni aún menos los viñedos y te hacen pasar a una sala donde ves una tele encendida. Hasta aquí nada hace presagiar que vaya a ser una mañana memorable, salvo que detrás de los grandes vinos suele haber grandes personas y nosotros tuvimos la suerte de que Fernando González nos contase qué es AdegaRibeira Sacra Algueira.

Algueira es un proyecto al que podríamos catalogar como vital, en tanto que representa la vida, o al menos buena parte de ella, de Fernando y de su mujer… Cuando ellos llegaron a estas riberas del Sil, hace ya más de treinta años, todos los demás se habían ido. Es Galicia tierra de emigrantes y en esos éxodos quienes se iban, eran los que tenían alguna preparación, aunque fuese mínima, para lanzarse en pos de un futuro, mientras, el empobrecimiento económico y cultural lo fue cubriendo todo. La tierra se abandonó y la Naturaleza recuperó lo que antaño fue suyo.

Fotografía realizada por Lorenzo Alconero

Fotografía realizada por Lorenzo Alconero

Si tratamos de buscar similitudes, es fácil pensar en las terrazas (socalcos en portugués y en gallego) de la cercana región de Oporto, pero al solapar la imagen de los viñedos del Douro con estos de la Ribeira Sacra, la diferencia salta a la vista resumida en un adjetivo: agreste. En el lado portugués, la intervención del hombre durante siglos domeña la naturaleza, hasta crear un paisaje casi a su antojo. En el lado español, la pugna por imponerse queda en tablas y uno no llega a saber si hay viñedos entre bosques o bosques entre viñedos. La lucha es constante, como bien sabe Fernando. Galicia cuenta con 65 variedades, permítannos la licencia de decir “autóctonas”, caíño, sousón, brancellao, merenzao, loureira, etc. 65 llaves con las que abrir las puertas de la percepción. Demasiadas para una sola vida, sobre todo cuando el pulso por recuperar una variedad olvidada, por hacer un hueco en la montaña a una nueva parcela de viñedo, supone unos 20 años de trabajo, esfuerzo y dedicación.

Fotografía realizada por Lorenzo Alconero

«La viticultura es cultura», nos dice el líder de Algueira, aunque muchos no entiendan de qué está hablando. Suponemos los mismos que ven al Sil como una frontera de separación entre Orense y Lugo y no como un punto de unión, como un nexo común entre ambas orillas. Por eso los planos de un lado no citan nada de los del otro, triste non plus ultra.

Pero bien saben en Algueira, con viñedos a ambos lados, lo que cada orilla complementa en la otra, reflejos opuestos en un mismo espejo. Interpretan el terruño como una sinfonía en la que los instrumentos fuesen algunas de las 65 variedades mencionadas. Melodía que logran al buscar los distintos ciclos de cada una de ellas, cada una con su propia partitura. En una orilla, el clima mediterráneo, bosques de robles, madroños, algún olivo, uvas de ciclos cortos que rezuman frutos silvestres, grosellas, moras, frambuesas. En la otra orilla, el clima es atlántico, el castañar cobra protagonismo, los ciclos de la uva se alargan. Cuando en la montaña ya no quedan frutos silvestres, surgen los aromas de los bosques de hoja perenne, los balsámicos y mentolados.

El resultado de unos viñedos de vértigo, de una viticultura heroica, de un trabajo sin denuedo, son unas botellas que no sólo contienen vino; encierran un tesoro, un paisaje al completo en miniatura.

8 Comentarios

  • MCGalott dice:

    Ya estaba pensando en preguntaros si es que no ibais a volver después del largo y cálido verano. Muy bello post, y maravillosas fotos. Enhorabuena. Una duda: si no se anunciaba la visita a los viñedos ni a la bodega, y os metieron en una habitación con un televisor, ¿por qué la visita llegó a ser memorable? ¿Y cómo hiciste las fotos? No te escabullirías sin permiso de Fernando y su mujer, ¿no?
    Os deseo a todos una magnífica temporada de vinos.

    • Lorenzo Alconero dice:

      Hola MCGalott.

      Antes de nada, agradecerte que te hayas pasado por aquí, sobre todo después de este periplo que hemos estado sin publicar y, sobre todo, por tus comentarios, siempre animan a no perder la ilusión por continuar con un proyecto así.

      Se trató de una jornada enoturística que incluía visita a la bodega, comida en su restaurante y paseo en barco por el Sil. Pero sin duda lo que lo hizo memorable fue poder escuchar a Fernando transcribir en palabras la pasión con la que llevan a cabo esta viticultura heroica. Todo el artículo no es otra cosa que un compendio de sus enseñanzas, al menos de aquellas que se quedaron grabadas en mi memoria.

      Las fotos son el resultado de varios días recorriendo la zona, pero como me suele suceder, no logran reflejar la belleza de un paisaje espectacular.

      Desde la Enoarquía también te deseamos a ti una magnífica temporada de vinos. Esperamos que podamos coincidir por el camino o, al menos, sigamos «viéndote» por aquí.

      Un saludo.

  • JUAN dice:

    Un hermoso articulo. Simplemente decir que hay más bodegas como ésta, con el mismo esfuerzo, con el mismo cariño, con más años de historia, como GUIMARO. Esta sí que es histórica: sus antepasados, sus abuelos, sus padres y ahora Pedro. No se han ido como se dice en el articulo, no, ni han venido. Han nacido, crecido y aquí siguen cultivando ese néctar de los dioses llamado Guimaro, que ha llegado a los 98 puntos Parker. El summun de la Ribeira Sacra.
    Así que hay muchos más, como Regina Viarum, como Anzio, como Val da Lenda.
    Doade y Amandi, cuna y origen de la Ribeira Sacra.

  • Lorenzo Alconero dice:

    Hola Juan.

    Muchas gracias por tu comentario. Tienes razón, por fortuna hoy en día son varias las que bodegas que apuestan por la calidad en la Ribeira Sacra. Sin embargo es un fenómeno relativamente reciente, en las últimas dos décadas el número de bodegas y de viticultores se ha triplicado y la extensión de viñedo ha aumentado en más de un 150%.

    En el artículo no pretendíamos olvidarnos de nadie, simplemente mostrar una bodega que creemos son ejemplo a seguir. Hecho este apunte, como te decía tienes toda la razón, demasiada licencia nos tomamos al aseverar que «todos los demás se habían ido», obviamente no fue así y como muestra bien citas a Guímaro, otra de nuestras bodegas favoritas de la zona.

    Recibe un afectuoso saludo.

  • Diego Guerrero dice:

    Bonito relato de esa visita. Me ha hecho recordar la que hicimos hace dos veranos, casi por casualidad, a esa misma bodega. Nos presentamos sin avisar y en el restaurante preguntamos si se podría ver. Nos acompañó el mismo Fernando González y pude ver a alguien entregado y comprometido con esas variedades autóctonas que nos habló de las diferentes parcelas con inclinaciones que desafían a la gravedad y oscuros suelos pizarrosos. Después comimos en la terraza del restaurante de la bodega con un blanco y un tinto propios (como no podía ser de otra manera). Ahora tengo en la cava uno de sus blancos (Cortezada 2011) esperando una buena ocasión. Saludos, salud y buen vino.

    • Lorenzo Alconero dice:

      Hola Diego.

      Me alegro de que te haya gustado el post y de que haya servido para traerte buenos recuerdos. Aunque, sin duda, mayores remembranzas tendrás cuando descorches esa botella que guardas.

      Tu comentario viene estupendamente para demostrar la autenticidad de un proyecto, sin trampa ni cartón (ni mucho menos tetra brick, jeje), tanto hace unos años como ahora, como yendo en una visita organizada, o presentándose sin avisar.

      Gracias por tu comentario. Salud y buen vino.

  • Suárez dice:

    Un poco tarde he llegado ha este articulo
    Pero no quiero dejar de comentar que si alguna zona se ve la dureza del trabajo de la viña, es en la Ribeira Sacra, donde además de un buen vino puedes disfrutar con la belleza del paisaje.
    Vinos heroicos donde los haya, podemos decirlo contodas las latras.
    Gran Post.

  • Lorenzo Alconero dice:

    Muchas gracias.

    Nunca es tarde si la dicha es buena. ?

    Me alegro de que te haya gustado el artículo. Esperamos poder publicar muchos más de esta índole, pues los disfrutamos por triplicado. Primero visitando zonas y conociendo a quienes están detrás de vinos maravillosos, después pudiendo escribir sobre ellos y tener la oportunidad de darlos a conocer a quienes visiten la Enoarquía y, por último la satisfacción de que a algunos os gusten o cuando menos los encontréis de interés.

    Esperamos seguir «viéndote» por aquí.

    Un saludo y feliz estío.

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